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A pesar de haber hecho una reserva, pasaron más de 45 minutos hasta que recibimos nuestros arneses. Luego, solo hay tres circuitos poco desafiantes (uno es solo una subida, una cuerda para equilibrarse y luego un tirolesa). Lo que no te dicen al principio es que solo puedes hacer cada circuito dos veces. Y en la tirolesa al final del circuito «más difícil», no puedes hacerlo solo, ya que el personal debe frenarte al final, si es que tienen tiempo… ¡Y el tema de la «seguridad» también debería ser revisado! Los mosquetones no se cierran ni se abren por sí solos, o están tan desgastados por rozar con las cuerdas de acero inoxidable que la resistencia del material se reduce significativamente. ¡Y todo esto por un precio de entrada que no fue precisamente bajo!
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En respuesta a la respuesta del operador:

¡Quería pasar un buen día con diversión! ¡Eso de que quería hacer pasar un mal rato a mis compañeros desde el principio es una insinuación!

Que no quise escuchar ninguna de sus explicaciones es otra insinuación. Igualmente, que no quise seguir sus instrucciones de seguridad. Que salté sin «avisar» fue porque no había nadie del personal. La segunda vez en el recorrido 3, incluso tuvimos que llamar por el móvil después de esperar 10 minutos para que alguien del personal se acercara al tobogán de cuerda para frenar.

A las 12.47 no tenía el arnés puesto. Al principio incluso se olvidaron de mí y sólo después de pedirlo me dieron un arnés. Cuando pudimos subir por primera vez, eran poco antes de las 14.00 horas.

Cuando los mosquetones se rompen, se rompen y hay que cambiarlos. Y por desgracia, algunos de los mosquetones proporcionados a nuestro grupo estaban rotos. ¡Un cierre automático que no funciona no es seguridad!

Que reaccionen así ante las malas críticas lo puedo entender. Ningún operador quiere eso. Pero al menos mi crítica fue sincera. No puedo decir eso de todos aquí…

Nuestra experiencia fue realmente genial. Antonio fue un excelente anfitrión y cocinero. Los monitores muy profesionales, atentos y simpáticos. Fuimos con los niños y pasamos un día genial.
Repetiremos.

Pésima planificación, la única actividad que merecía un poco la pena eran las tirolinas (solo hay 2 y son flojillas), y para rellenar tiempo y que todos los grupos entraran a las tirolinas te intentan entretener con unos juegos de niños de 5 años durante hora y media con un monitor amargado que se creía Jesucristo y se dedicaba a dar lecciones de vida, que pretende que por medio de unos juegos infantiles te entretengas y te llama la atención por cualquier tontería, bajando la moral del grupo. Tiro con arco (2 arcos para 20 personas como entendereis, no funciona) etc.

En fin, muy mala planificación de todo que bajó muchísimo la moral de todo el grupo.

Resaltar la buena actitud de una monitora muy maja que se involucraba mucho.